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Crónica

Ruta Faro Punta Roncadoira a Morás

(Pulse para abrir en pdf la crónica ilustrada)

Con nuestros amigos del Grupo de Montaña M.I.E.S (M= montaña; I= ilusión; E= esfuerzo; S = sacrificio ),cuyo hermanamiento recordamos se produjo el 22 de Abril de 2017 en Puerto Ventana, iniciamos hoy la Ruta de la senda costera en Xove, desde el “Faro de Roncadoira al Portiño de Morás”. Tenemos ligera brisa procedente del mar lo que permite un dia claro y espléndido para caminar y disfrutar de espectaculares vistas.
La ruta comienza en el faro de Punta Roncadoira (vamos que ronca y bien, con el mar embravecido). Para señalizar esta brava costa, se proyectó este faro, que sin embargo a pesar de la peligrosidad de la costa, no se autorizó la construcción por parte de la Dirección General de Puertos hasta 1974. Aún tuvieron que pasar unos años, hasta 1986, para que la luz del faro se encendiera y pudiera ayudar a la navegación. El faro de Punta Roncadoira serviría como enlace del de Estaca de Bares y el de San Cibrao. Por un senderín montañero y algo pindió subimos al Miradoiro de Monte Castelo, cantil de 132 metros de altura que ofrece una espléndida panorámica del Mar Cantabrico, con vistas a las entradas de Viveiro, O Vicedo, Espasante y la Estaca de Bares el punto más septentrional de la península ibérica y de España, un cabo en la costa de Galicia que marca la división entre el mar Cantábrico y el océano Atlántico. Es un lugar de gran valor natural, famoso por su faro construido en 1850, la observación de aves migratorias, y los paisajes de acantilados y naturaleza salvaje. El topónimo de monte Castelo indica la existencia de una fortificación medieval, de la que no quedan constancias arqueológicas. El esfuerzo tiene premio, porque nos permite alcanzar los dos miradores con bancos, El primero es el Mirador de Poniente, con vistas al Faro y Estaca de Bares, la bocana de la Ría do Barqueiro, Punta Embarcadoiro e Illa Coelleira e incluso la famosa punta de Fuciño do Porco; las vistas son excepcionales, y el segundo banco bajando, abarcando la Punta Arxente y el Islote de Ansarón, que aquí cede protagonismo a la Isla de la Cal. Entre ambos bancos se encuentra la denominada Peña Sombreireira, por la cobertura que la misma hace, también hay quien la identifica como una boca de ballena. Cuentan los más viejos de la zona que la piedra les proporcionaba abrigo en los aguerridos inviernos cuando de niñas y niños pastoreaban aquí. Hoy nos ofrece una panorámica maravillosa de la isla de Sarón y de la entrada a la ensenada de Portocelo. Y trás un sinuoso sendero entre eucaliptos llegamos al área arqueológica del Monasterio de San Tirso, fue un castro 1200 a.C., y en el siglo VIII d.C, el diácono portugués Rodrigo de Coimbra dejó un testamento datado el 28 de abril de 787, donde lega dos conventos fundados por él: uno en Santo Estevo de Sumoas, y otro en San Tirso de Portocelo. Se observa la disposición de fosos y el amurallado doble para protección. Se disfruta de una gran belleza paisajística, pudiendo observar un conjunto de pequeñas islas conocidas como Isla de Cal , las Meás y Punta Merixe, y al este en Punta Axente el islote de Sarón con sus salseiras. Siguiendo la ruta bien marcada nos acercamos a la aldea pesquera de Portocelo que ofrece reposo ideal en su playa. Este lugar se define como un puerto natural y resguardado, con un medio físico muy característico en forma de botella. En el fondo en su espacio más ancho, se sitúan la playa y el puerto, con aguas tranquilas y cristalinas. Por la gran diversidad de fauna y flora marinas, sus aguas constituyen ricos ecosistemas para la práctica de la pesca y submarinismo. En el puerto, la flota se reduce a un pequeño número de embarcaciones tradicionales de pesca artesanal que aprovechan las riquezas marinas de la zona. Este amplio y tranquilo arenal se localiza en una zona semiurbana y su importancia medioambiental ha hecho que sea catalogada como Zona de Especial Protección para las Aves y lugar de interés Comunitario. Una parada a mitad de ruta para tomar fuerzas con un refrigerio en la Punta Merixe, que es un promontorio rocoso y conocido por sus impresionantes vistas de la costa cantábrica, la acción del mar y las formaciones rocosas. Hay un mirador desde el cual se pueden observar las olas y el paisaje y la playa de arena fina. Se inicia aquí una subida algo empinada para llegar a Coto Vela. Aunque no nos adentramos en lo alto de este monte, situado a 158 metros del mar aquí se halla el asentamiento castrexo de Coto Vela (Hoy cubierto por la vegetación).El promontorio domina visualmente un amplio territorio. Los topónimos de la zona indican la presencia del propio asentamiento: la ensenada de Sucastro, o el mismo nombre de Coto de la Vela, que puede referirse a un puesto de vigilancia. La fuerte pendiente, en forma de acantilado rocoso que hay por el lado norte funciona como uno resguardo natural. En el resto de los sectores se suceden sistemas defensivos artificiales. El yacimiento está formado por un recinto superior y tres terrazas sucesivas que, en forma de arco se van abriendo en dirección sureste. Las fotos del vuelo americano del año 1956, consultado en el Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA), descubrieron los restos de un poblado en muy buen estado de conservación, lo que hace pensar en la importancia de este asentamiento para futuros estudios arqueológicos. Hoy en día se encuentra dividido en distintas parcelas de propiedad privada dedicadas a la explotación forestal del eucalipto. Se baja hasta las estribaciones del islote de Asarón o Sarón. Esta isla alcanza los ochenta metros de altitud, tiene unas diez hectáreas de extensión y está considerada como una de las mayores del litoral lucense. Además de la importancia de su flora, en la misma se dan buenos percebes y anidan diferentes especies de aves, como la gaviota del Caspio, el gavión atlántico, el cormorán común y el crestado..., este espacio está enmarcado en la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) LIC A Mariña Occidental, en la Red Natura 2000, donde se destaca que es un litoral «de costa recortada y en general abrupta, que cuenta con una buena representación de hábitats litorales. Después de otra larga pero fácil subida se llega al Alto Caballo (por la piedra esqueleto que ahí se encuentra), y al mirador de la Atalaia. Llevamos tres horas de camino acercándonos a Punta o Cabo Morás, zona roquera de granito que no podemos visitar porque espera la comida para el grupo, pero quiero mostraros algo de su entorno: Parece que hemos llegado a un paisaje futurista a cuyo fondo la costa se precipita en una pared vertical de granito de 40 metros de altura, cortada y esculpida por el viento, el agua marina, y la lluvia durante siglos de paciencia, dando lugar a caprichosas formas en las piedras que recuerdan a las angulosas esculturas del arte del origami. Aquí se encuentran los ya famosos “Acantilados de papel.", que actualmente son muy visitados por su belleza y la inmensidad de su diversidad orogénica y natural. Son formaciones rocosas de granito de unos 40 metros de altura, esculpidas por el viento y el mar, que crean pliegues y dobleces que se asemejan a hojas de papel arrugadas. Lo que al parecer nadie logra ver, aunque lo lleven en sus fotos, son las caras esculpidas en la pared del acantilado, cara al sur y que se pueden apreciar desde la plataforma primera, fácil de llegar: “Fíjate”. Mi historia es la siguiente: A principios del siglo XVIII (1714) el mayor pecio (barco) de Galicia partió con soldados para Flandes, una galerna terrible los hundió frente a las costas de XOVE ( hasta aquí, es historia cierta ); y porqué no puede ser…: que en esa pared de roca, donde se pueden observar dos caras de rostros humanos: una, de un soldado,( gorro y cornete), otra, la del ogro del capitán que los arreaba, y un caballito de ajedrez… se hayan replicado..? Acaso esto es una ilusión visual ?. MORÁS ( Xove): Morás es una parroquia dedicada a San Clemente, El puerto de Morás protege la ensenada que fue aprovechada en el otro extremo para la instalación de la fábrica de aluminio de Alcoa entre finales de los 70 y principios de los 80. Y que es esto de los <<Dolos de Moras >>: Los dolos son bloques de hormigón armado y diseñado con una compleja forma geométrica. Se emplean en la construcción de espigones o como protección de playas y puertos ante la fuerza de las olas. En el año 1975 se proyectó la fábrica de aluminio (en la actualidad de Alcoa), que comprendería parte de los concellos de Xove y San Cibrao. Sin embargo e inconcebiblemente el puerto fue proyectado más tarde. Por ello, se precisó una construcción urgente y la idea de los diques de dolos fue la ganadora. El coste de las obras fue de 3.000 mil millones de pesetas (aprox. 18 millones de euros). Más del 70 % del presupuesto sería para la construcción de los famosos dolos. En los diques de Sines, Portugal, estaban los dolos más grandes construidos hasta la fecha (42 tn), pero aquí quisieron batir los records de tonelaje de estos, ( los más grandes del mundo, ), ya que alcanzan las 50 toneladas. Se fabricaron una cantidad de 18.000 unidades entre los años 1976-1979, colocando en su lugar hasta 160 dolos al día. Se colocaron como muelle y barra del puerto, pero resultarían descartados para la infraestructura de la escollera de este complejo industrial, siendo sustituidos por bloques cúbicos ( como están en la mayoría de los puertos), que resistían mejor los temporales. El Mar Cantábrico como se conoce, es muy bravo y fuerte, los rompía, por lo que hubo que contratarse compañías para quitarlos y el Estado aportó mil millones de pesetas más para hacer los “ cubos”, que aparecen colocados debajo de los “ dolos”, y que al final, ! como sobraron…!, fueron esparcidos por toda la ensenada,( desde los Cantís hasta la playa de Lago), produciéndose una especie de paisaje “ marciano”, que asombra y desconcierta. Para la posteridad se proyectó y realizó un área temática en su lugar de fabricación, enclave etnográfico y de patrimonio industrial que se centra en contar, en parte, su historia: colocándose ocho gigantescos dolos; desconociéndose porque solamente hay uno pintado de “color rosa”, cuando podrían haberse estampado los ocho colores del Arco Iris, (digo yo), o acaso es un homenaje que simboliza el amor, la ternura, la amabilidad y la dulzura, aunque también puede representar la alegría, el optimismo y la inocencia, o asociado a la feminidad…, (?). Pasamos junto al Portiño de Morás: Este fue uno de los puertos balleneros de A Mariña, desde la Edad Media hasta el s. XVIII, desde los que partían las armadas para la caza de las ballenas que, durante sus migraciones, pasaban por delante de nuestras costas. Su actividad se volvió a recuperar en el siglo pasado, con la construcción de la factoría ballenera de Morás, y se extendió desde 1963 hasta el año 1977, donde llegaron 1700 cetáceos ( entre ballenas y cachalotes). Dirigida por Massó Hermanos S.A., ocupaba algo más de 10.000 m2, con una capacidad de almacenamiento de 2.000 Ton de aceite en bidones y una cámara frigorífica destinada a la carne. Llegaron a trabajar unas 60 personas ( mujeres y hombres) y el cierre se produjo 8 años antes de la entrada en vigor de la moratoria de la caza de ballenas en 1985. Actualmente, tras el derribo de las instalaciones, en su lugar existe una senda peatonal con paneles que versan sobre la historia ballenera, permaneciendo, además, la antigua rampa de izado de los cetáceos. Justo al lado del pequeño puerto, donde se practica la pesca artesanal de bajura, se encuentra la recogida playa de O Portiño de Morás.
Para finalizar una rica comida en BAR “A Cancela” de Morás, donde se puede disfrutar de un ambiente acogedor, más de 61 años en el sector (desde 1964). El placer de la comida está en compartirla, !gracias por la compañía, fue genial!


Hasta la próxima compañeros.


Sebas.